Ya no es un mero prototipo. Algunas grandes marcas, como la francesa Renault, han apostado por lanzar su primer coche eléctrico. Las ciudades empiezan a instalar puntos de recarga y los futuros profesionales de la automoción pasan por empaparse de las energías renovables. No en vano, de ellos depende el futuro de este vehículo. De ahí la importancia que han adquirido los centros de estudios como SEAS Estudios Superiores Abiertos, pionero en la implantación de las energías limpias y su aplicación al desarrollo sostenible.
Aunque en algunas capitales europeas llevan la delantera, Madrid ha pisado el acelerador para ponerse al día en materia de movilidad urbana sostenible. A la capital le seguirán el paso otras grandes ciudades españolas, cuyo principal problema comienza a ser la gestión de la polución y las consecuencias derivadas de la mala calidad del aire. Irremediablemente, la búsqueda de una solución pasa por el vehículo híbrido, cuyos primeros prototipos a nivel de usuarios empiezan a circular con asiduidad por Madrid, y en segundo término el coche eléctrico, para cuya llegada aún quedan unos cuantos kilómetros de investigación y perfeccionamiento.
En todo caso, analizar el contexto del coche eléctrico nos lleva a saber cómo está el mercado y hacia dónde avanza y cuáles son también las ventajas de híbridos y eléctricos, así como sus desventajas, que también las hay según el usuario con el que consultemos la conveniencia o no de utilitario de este tipo. En primer lugar, hay que cambiar la mentalidad de un gran coche por la de un espacio adaptado al entorno urbano. Un gran vehículo no es práctico ni necesario en ciudad. Los pequeños coches nos permiten desplazarnos mejor, más cómodos y nos ofrecen la posibilidad de aparcar con más facilidad, además de ahorrar espacio para que otros aparquen. Suelen ser biplazas con departamentos pensados para trasladar algún bulto de trabajo en la parte trasera. Las últimas innovaciones apuntan en este sentido. Es el caso del MIT, un modelo presentado en Hong Kong, y en el que participa el centro universitario de esta ciudad, pero también la Universidad de Vitoria, gracias a cuyo interés por la movilidad ‘verde’ se convertirá en una de las primeras ciudades que experimenten, junto a Barcelona, con este prototipo. Su principal aportación al concepto del desarrollo sostenible es la posibilidad de comprimir el vehículo para aprovechar al máximo el espacio que ocupan en una plaza de aparcamiento en plena ciudad.
Lo más interesante de este modelo es su diseño de vehículo eléctrico y la concepción de su funcionamiento técnico. No pesa más de 450 kilos y su mecanismo robotizado contribuye a una perfecta adaptación a la ciudad. Sus fabricantes también han destacado el precio por el puede adquirirse este coche absolutamente eléctrico. 8.500 euros para hacerse con uno de sus prototipos, que se empezarán a generalizar en torno a 2015, año en que es muy probable que se haya avanzado notablemente en los centros pioneros en análisis e investigación en este tipo de aplicación de las renovables, como es SEAS Estudios Superiores Abiertos.
Es necesario cambiar la mentalidad para creernos de verdad que existe el desarrollo sostenible también en la ciudad. Adaptarnos a un vehículo de pequeñas dimensiones haciendo uso de la lógica de su utilidad es un gran paso para desterrar el viejo combustible, que contamina y vacía nuestros bolsillos. Cambiar las gasolineras por otras estaciones de servicio para repostar electricidad no es una idea del futuro. Tanto el MIT como la apuesta de Audi, presentada en Munich el pasado 28 de octubre, tienen muy en cuenta este factor. Cómo, dónde y cuándo se ha de repostar. Los profesionales del sector de las renovables analizan las distancias que conceden cierta independencia a este prototipo y sus posibilidades de futuro. En torno a 100 kilómetros suele ser la media que, por ejemplo, alcanza el modelo de Audi presentado durante el mes de octubre con un ahorro en nuestros bolsillos de hasta un 40% a lo que tenemos que sumar el precio más bajo de un utilitario más pequeño.
Para los amantes de la velocidad el nuevo niño mimado de la casa alemana alcanza los 130 km/h a sus 102cv. Teniendo en cuanto que no emite partículas de C02 y que su batería eléctrica presume de una duración de 50 kilómetros, lo hacen ideal para los trayectos urbanos. Y si a eso añadimos el concepto de coche compartido, que defiende MIT, y que en Madrid practica la empresa ‘Car Sharing’, el ahorro es más que ostensible, así como su contribución a la total sostenibilidad. Compartir coche para un uso puntual, un trayecto esporádico con estaciones donde recoger y aparcar el vehículo para el siguiente cliente es una práctica que desde las propias empresas empiezan a potenciar.
Son muchos los pasos que el vehículo eléctrico da a pasos agigantados para imponerse sobre el tradicional con la constante apuesta de modelos y propuestas que hacen de su uso algo más que un guiño atractivo a la movilidad urbana.