20 nov 2006

Peluquera dona 35 millones de dólares

MIAMI (AFP) - Una humilde peluquera de Florida que durante años invirtió su dinero cuidadosamente y se dedicó a vivir modestamente para poder darle un mejor uso a su fortuna donó 35 millones de dólares a una escuela universitaria de medicina en Miami para que los utilizara en investigaciones médicas.

La anciana Eugenia Dodson murió el pasado mes de diciembre, un mes antes de cumplir 101 años de edad, y le regaló 35 millones y medio de dólares a un centro de investigaciones contra la diabetes de la Universidad de Miami (UM) -que recibirá dos terceras partes de la fortuna-, y el resto a un centro de investigaciones contra el cáncer, informó este miércoles la universidad en un comunicado.

El reparto se hizo en la misma proporción en que la diabetes y el cáncer impactaron a la anciana: dos de sus hermanos murieron de complicaciones por diabetes, y ella sobrevivió a un cáncer del pulmón.

Dodson, según la UM, vivió con sencilles durante años, sin que nadie sospechara de su fortuna, "y pudo cultivar un modesto legado que le dejó hace más de medio siglo su marido fallecido, el amor de su vida, y convertirlo en una fortuna de más de 35 millones" de dólares.

Según el abogado de la anciana, Donald Kubit, ésta amasó la fortuna mediante "astutas inversiones en acciones 'blue chip'" (empresas estables) con el dinero que le dejó su marido, y "vivió una vida realmente desinteresada para poder alcanzar sus metas filantrópicas"

7 nov 2006

Una maestra muy fea

Imagen de Pxhere
En la escuela, una maestra muy fea les enseña a sus alumnos los tiempos verbales.

- Yo fui a la casa de mi mamá, ¿qué tiempo es? pregunta la maestra
- Tiempo pasado, señorita, responde Juancito.
 
- Yo estoy bailando. Pregunta la maestra nuevamente
- Tiempo presente, responde Anita.
 
- Yo busco novio. Otra vez pregunta la maestra fea
- Tiempo perdido, señorita, tiempo perdido, responde Paquito.

8 oct 2006

La ira y los efectos negativos

Según Valentina D’Urso, profesora de Psicología de la Universidad de Padua (Italia), “la ira es un fenómeno que, aunque cada vez es más común en nuestra sociedad, ocasiona efectos negativos en el organismo”.

Tensa los músculos, acelera la palpitación y la respiración, y somete al cuerpo a un estado de tensión. También dificulta la capacidad de razonar y limita el control que tenemos sobre nuestros actos. “Hay que acostumbrarse a prever las situaciones de riesgo [...]. Sin perder la serenidad, diga inmediatamente: ‘No estoy de acuerdo’, y vivirá mucho mejor”, aconseja D’Urso.