Según la Universidad La Sapienza, de Roma (Italia), a los tres años muchos niños ya distinguen las marcas comerciales, y a los ocho ya son “consumidores”.
La publicidad televisiva, presente en grandes dosis en su vida, los convierte en pequeños “dictadores”, que exigen a sus padres que les compren determinados productos, informa el periódico La Repubblica, que además advierte:
“El peligro es que [...] acaben viviendo y creyendo en un mundo falso, donde es obligatorio comprar todo lo que se anuncia”.
La publicidad televisiva, presente en grandes dosis en su vida, los convierte en pequeños “dictadores”, que exigen a sus padres que les compren determinados productos, informa el periódico La Repubblica, que además advierte:
“El peligro es que [...] acaben viviendo y creyendo en un mundo falso, donde es obligatorio comprar todo lo que se anuncia”.
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